Estado e identidad
En cada etapa de la vida el sujeto va
construyendo su identidad, desde los primeros años de vida aprendemos a
reconocer a los miembros de nuestra familia, reconocemos los comportamientos que tenemos similares a
nuestros parientes, si somos honestos,
trabajadores, responsables entre otras virtudes y de igual manera identificamos
los defectos de los miembros de nuestra familia, tratamos de no imitarlos para
así conformar una mejor sociedad. Como vamos creciendo obtenemos el conocimiento del bien para practicarlo, y el mal para evitarlo,
así el sujeto moral se constituye como tal en la interacción continua con
otros, en la discusión constante de los marcos
valorativos, normativos y de principios morales que median la convivencia, y en la
conformación de un espacio democrático que permita la confrontación de los
diferentes argumentos, actitudes y sentimientos asumidos por cada uno de sus implicados,
como justificaciones y formar de pensar y actuar moralmente
En el proceso de la formación integral
de las personas, el aspecto ético moral tiene una importancia relevante ya que
de ello depende el buen desarrollo de los programas de vida de las personas,
además de que hay un fortalecimiento de la ética social; así mismo el adquirir
buenos hábitos por medio del desarrollo de las virtudes y valores nos hace ser
mejores seres humanos y ser exitosos en la educación, en el trabajo y en la
familia.
El
estado nos otorga el privilegio de asistir a una institución educativa donde fortalecemos
nuestros valores y además que tiene la co- responsabilidad ética,
política y moral de constituir un escenario de formación y socialización en el
que, como tal, circulan múltiples sentidos, se producen variados aprendizajes,
se abre la opción a la negociación de la diferencia y se funda la convivencia
como una expresión de la autonomía, la libertad y la dignidad humana. Es una
intención formadora que pone sus esfuerzos en hacer que lo aprendido sea
significativo y transformador del actuar humano, que perfila una escuela que en
sí misma propone una comprensión del mundo, de sus relaciones y de las
estructuras más adecuadas para vivir humanamente. Se trata de una escuela concebida
como el espacio donde se construyen ambientes estructurales y globales para la
transformación del sujeto, mediante los cuales se propicia el desarrollo del
talento como la herramienta más elaborada del hombre para fabricar un conjunto
de abstracciones sobre el mundo real y sobre sus propias idealidades, y al
mismo tiempo, reconocer en las habilidades y destrezas diversas formas de racionalización
que recrean y crean situaciones más propicias para el desarrollo humano de los sujetos comprometidos en
un proceso de formación. El estado está comprometido que la escuela y la
responsabiliza en la construcción de una sociedad más justa, equitativa e
incluyente tiene que ver con el tipo y la calidad del conocimiento que allí
circula, el cual proviene de las ciencias, las artes, las tecnologías, las
tradiciones, y da origen a diversas explicaciones, enunciaciones de leyes,
predicciones, comprensiones y críticas a los fenómenos, al punto de incidir en
la transformación de la cultura y el subsecuente mejoramiento de la calidad de
vida de los sujetos,
Por esta razón en cada uno de los
niveles de estudio debe haber asignaturas específicas que aborden temas éticos
y, docentes que enseñen sobre las normas o reglas básicas sobre moralidad y que
sean capaces de predicar con el ejemplo para que los alumnos adquieran valores
fundamentales para la vida por imitación o hábito. Ya Aristóteles consideraba
que las virtudes y los valores no son innatos, sino que se adquieren con la
realización constante de actos buenos, por lo que el ejemplo toma dimensiones
importantísimas.
Para finalizar el estado da las
herramientas básicas para que la sociedad se vaya conformando con sujetos que
constituyen su identidad en una escuela ubicada para cumplir con las
necesidades y desarrollo de la misma
sociedad.
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